domingo, 17 de abril de 2011

La zapatilla del gnomo

Pintura de Víctor Mira

Entre los acontecimientos imprevisibles que le sucedieron en aquel bosque asediado por la basura y la barbarie, mientras extraía el material con el que construir su cabaña de escritor silvestre, destaca el hallazgo de una vieja zapatilla desemparejada. Allí estaba, con la suela deforme, sobre todo en el lado derecho del talón, como si el equilibrio del cuerpo que faltaba sólo pudiera conseguirse peinando asimetría en el espacio de los pasos, pasos domesticados excepto en ese lado descompuesto. Allí yacía, muda entre briks abandonados con el cielo por alcoba, con su sonrisa desviada y coja. Coja como su Isabella, la enana dual de andar intransferible, medida exacta del pie en el nicho tiempo. La recogió y la guardó entre la camisa y el pecho. Al fin y al cabo un gnomo está hecho para remover la tierra húmeda y proteger con sus costrones de tierra seca los recuerdos del amor lejano.


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