domingo, 23 de enero de 2011

Fabricando...blogs casi en directo

El gnomo, perplejo, rebuscó en la vieja caja que escondía en su seta secreta. Se colocó el antiguo reloj cerca de su oreja puntiaguda: ti tac tic tac. Seguía funcionando. Eran las nueva menos veinte.¿Y cómo es que en el blog eran las siete de la mañana? Desde que había abandonado la costumbre de medir tiempos, vivía más tranquilo, y estas últimas semanas -todo empezó cuando entre la basura que poco a poco iba invadiendo el bosque encontró el ordenador- su ritmo desnortado había empezado a tambalearse..........
(Continuará, claro que vosotros y vosotras también podéis continuarlo)

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